A lo largo de estos últimos años ha ido creciendo el rol protagónico de las mujeres en el manejo de las finanzas personales, familiares y/o empresariales, entendiendo que cuando éstas están bien administradas, ordenadas y bajo la cobertura de Dios, son herramientas poderosas para alcanzar grandes sueños y conquistas. 

Me imagino que a todas nos da gusto entrar en una casa donde reina la limpieza y el orden. En una casa ordenada la calidad de vida mejora, no solamente por los beneficios que trae la limpieza en sí misma para prevenir enfermedades, sino que también genera un ambiente de armonía y tranquilidad. Incluso estudios científicos afirman que el desorden contribuye a aumentar el nivel de estrés y la sensación de cansancio.

Es por eso que, cada tanto, aprovechamos para hacer limpieza profunda y poner en orden nuestra casa, los placares y alacenas. Deshaciéndonos de todo aquello que ya no usamos, dejando lo mínimo e imprescindible para que todo tenga su lugar.

“Te habrás dado cuenta de que tener una casa limpia y ordenada no es tarea de una vez cada tanto, sino que es un hábito que tenemos que adquirir todos los miembros de la familia y mantenerlo a diario”.

Lorena Scerra, contadora pública nacional

Lo mismo sucede con nuestras finanzas, si queremos tener una economía ordenada y gozar de buena salud financiera, que sepamos dónde fue a parar cada centavo de nuestro ingreso, debemos tomarnos un tiempo para “hacer limpieza” en nuestras finanzas.

De esta manera podremos tomar decisiones sabias, que nos permitan eliminar aquellas fugas de dinero que no aportan ningún beneficio a nuestra economía familiar y revisar periódicamente si hay que hacer algún ajuste, procurando mantener hábitos saludables que nos ayuden a gestionar cada recurso que llega a nuestras manos.

Pero quizás sientas que no tenés habilidades para todo esto, sin embargo, tenés que saber que Dios nos creó a todas con la capacidad de administrar y eso es algo que tenemos que desarrollar constantemente, siendo un buen comienzo el orden. No olvidemos que Dios, nuestro creador, es un Dios de orden (1 Cor 14:33).

Antes de bendecir, Dios siempre ordena

La falta de un presupuesto o desconocer el nivel de ingresos y gastos que tenemos es una clara muestra del desorden en el manejo de las finanzas, lo cual puede ser una bomba de tiempo a punto de estallar. Pero la buena noticia es que nunca es tarde para empezar a ordenarse.

Por eso quiero dejarte algunos consejos para que puedas empezar hoy mismo a tener un mayor control de tus Finanzas:

  1. Arma tu presupuesto de ingresos y gastos: Este tiene que ser tu punto de partida. Porque el presupuesto sirve para planificar cómo vas a gastar el dinero que te va a ingresar. Te permite anticiparte y conocer el destino que querés darle a ese ingreso. Por eso es tan importante que puedas registrar todas tus entradas y salidas de dinero (hasta las más mínimas e insignificantes), podes ayudarte con algún cuaderno, planilla de Excel o aplicación para el celular.
  2. Una vez que tengas todos los gastos identificados, te recomiendo que puedas agruparlos en categorías, distinguiendo entre: 
    • Fijos, que son aquellos que tenés que afrontar sí o sí, para poder mantener tu estilo de vida actual, por ejemplo, todos los relacionados con la vivienda, alquiler, expensas, cuota de algún préstamo, la escuela de los chicos, etc. 
    • Variables, como su nombre lo dice, son aquellos que suelen variar mes a mes y, precisamente por eso, si llevamos un buen control de los mismos, vamos a poder ajustar algunos de ellos para mejorar nuestro balance de ingresos y gastos. Ejemplos de estos son las compras del súper (no las vamos a evitar al 100%, pero sí las podemos controlar ajustándolas en caso de ser necesario), los pedidos de delivery, las compras del kiosco, etc.
  3. Si tenés tarjetas de crédito, tenés que conocer bien cómo funcionan. Hay que mirar detenidamente, todos los meses, los resúmenes de cuenta para controlar qué te están cobrando, y poder analizar si te conviene seguir usándola o no.

Tenés que saber que la mayoría de las veces te dan la tarjeta sin cargo o bonificada por un límite de tiempo, pero después, para mantenerla tenés que pagar ciertos costos (por ejemplo, cargos administrativos, seguros, impuestos y gastos de renovación, intereses por financiación, entre otros…). Por eso, para hacer un uso responsable de las tarjetas, siempre recomendamos pagar el monto total, evitando pagar el mínimo ya que los intereses de refinanciación son excesivamente elevados.

  1. Por último, te propongo que pienses, siendo sincera con vos misma ¿cómo es tu forma de relacionarte con el dinero? ¿Sos de las que compran compulsivamente de todo por las dudas? O de las que compran porque está la promo del banco o el 2×1 (aunque no sepas si algún día lo vas a usar). Si te sentís identificada, quiero animarte a que comiences a hacer un uso racional de los recursos y dejar atrás toda forma de vinculación emocional con el dinero.

Para eso es importante que puedas planificar y pensar antes de salir de compras. 

Tener objetivos financieros nos ayudará a mantener el enfoque y no perder de vista el ahorro, el cual será nuestro próximo tema de conversación.

Es mi deseo que podamos reflejar al Padre, teniendo nuestras finanzas en orden, bajo la cobertura y bendición de Dios.

¡Hasta la próxima!

Contadora Pública Nacional (UNLP). Casada con Ezequiel Rossini y Mamá de Isidro y Francisca. Junto a su esposo forman parte del equipo pastoral de la Iglesia Vida Sobrenatural de la ciudad de La Plata y administra hace más de 10 años la Gerencia Comercial de una empresa de servicios de salud.