Antes que nada, quiero comenzar este artículo diciendo que una de las etapas más desafiantes en la vida de las personas es, sin duda, la vida de recién casados. El comienzo del matrimonio.

Después del “¡Sí, acepto!” se inicia nuestra vida familiar independiente. De la misma manera en que hacemos proyectos y cuidamos de cada detalle de estos, la vida familiar es, en esencia, un proyecto de vida compartido y requiere de la misma atención. 

Cuando una pareja se forma y se consolida, se produce el encuentro de dos historias, dos mundos, dos realidades con las cuales, con el paso del tiempo, llega a conformarse una sola.

El hecho de decidir compartir tu vida con alguien no es sencillo. Requiere de mucha actitud y de aprender a soportar los defectos del otro como así también los propios. 

El primer año de casados, esos 365 días, serán clave para pronosticar cómo será ese matrimonio. ¡Y es tan importante prestar atención a esto!, porque es ese momento en donde todo lo aprendido se pone en práctica. 

Como sabemos, cada individuo que forma una pareja tiene experiencias previas, una crianza determinada y una forma de resolver las situaciones o conflictos. Creemos que los primeros meses de inicio de la vida conyugal, hasta el primer aniversario, son la etapa más difícil en el matrimonio. 

Ahí dos individuos se unen y forman, desde ese momento, una nueva familia, donde tendrán sus propias reglas, acuerdos y formas de llevar acabo esta insipiente relación. Desde los horarios del hogar, los invitados hasta la economía o las visitas de la suegra.

Ponerse de acuerdo en esta etapa marcará el éxito de los años venideros en la relación 

Hay muchas parejas que nunca logran llegar al acuerdo y la vida en matrimonio va dando tumbos constantemente. Esto se debe a que los acuerdos bien planteados a comienzo de la relación darán como resultado bases firmes en ella.  

La vida en general está basada en acuerdos: en la sociedad, en el trabajo, en las familias, en la escuela, etc. Por eso, ¡cuánto más importante es generar acuerdos con la persona que vas a compartir el resto de tu vida! 

A veces resulta engorroso tomarse ese tiempo, e incluso se vuelve incómodo frenar la rutina y sentarse juntos a establecer ese contrato de convivencia y reglas de este nuevo proyecto. Algunas parejas, por consejo de otros más experimentados en la materia, tienen esta charla en el noviazgo, lo cual puede ser muy útil al momento de empezar la convivencia.

Durante el inicio de la vida juntos se dan algunos conflictos que son típicos de este nuevo tiempo.

Como venimos hablando, se unirán dos formas de ser y crianzas diferentes. Desde dónde poner el aceite en la alacena, dónde dejar la ropa sucia, hasta decidir a qué hora se sirve la cena en el nuevo hogar.

A propósito de lo hablado, quisiera dejarte algunos consejos que espero que te resulten útiles para intentar surfear esta maravillosa ola.

Y aquí van:

Lo más importante es desarrollar paciencia. Decidir qué batallas vas a pelear y en cuáles vas a bajar la guardia. Esto es clave para no malgastar tus propios recursos. Por otro lado, desarrolla la flexibilidad que te ayudará a saber que nadie tiene la verdad absoluta, y que muchas veces podemos estar equivocados en lo que planteamos.

Aceptar que las cosas pueden no darse como las planeamos y, lo más importante en toda relación es poner mucho amor, a cada palabra, cada planteo y cada acción.

Ya lo dice nuestro libro favorito: “La respuesta amable calma el enojo” (Proverbios 15:1), algo tan básico y lindo de escuchar y a la vez tan difícil hacerlo carne en el día a día.

Pero hoy te propongo este ejercicio y comienza con este cambio de actitud. 

Es divertido escuchar algunas anécdotas de esos primeros tiempos juntos luego de varios años, saber que todo tiene solución si ambas partes ponen su granito de arena. ¿Te gustaría ser ese factor de cambio en tu relación? Si es así, el cambio empieza hoy.