En ocasiones parece que rotular a los que todavía no conocen a Jesús como “mundanos” o “los del mundo” nos ubica en un lugar de privilegio… ¿Será eso lo que Jesús quiso decir al orar? ¿Es correcto el “ellos o nosotros”? ¿Somos llamados a conformar un gueto o una red?

El evangelio de Juan relata, en lo que conocemos como capítulo 17, un momento cúlmine: Jesús orando por sus discípulos y por nosotros. Como sucede con otros pasajes, se ha realizado un recorte muy interesante de él. Eso de “no son del mundo” del versículo 16, se transformó en la cosmovisión dominante en muchos ámbitos. Una barrera que nos acompaña incluso hasta hoy: los del mundo a diferencia de nosotros, los santos.

Como con todo pasaje, esta frase debe ser comprendida en su contexto. La oración de Jesús como un todo, ofrece palabras clave que pueden facilitar la comprensión: mundo, ser, enviados, santifícalos, verdad, crean; son algunas de ellas, y necesitan ser analizadas como una estructura. Siempre teniendo en cuenta el mensaje completo que Cristo dejó allí. Es aquí donde surgen los inconvenientes interpretativos.

¿Qué quiso decir Jesús con esto de que no somos de este mundo? Muchos lo sabemos en la teoría, pero en la práctica cotidiana seguimos sosteniendo la diferenciación entre “ellos”: los del mundo, los perdidos; y «nosotros» los que ya no lo somos. ¡Y es verdad!, hemos sido librados del poder del maligno, pero cuanto más se filtre en nuestros discursos esta idea discriminatoria, menos luz y sal seremos.

Qué significa “mundo”

Será pertinente delimitar el concepto “mundo”, kosmos, en este pasaje puntual de Juan 17. Puede tener varias connotaciones: por metonimia, de gente o por otro lado puede comprenderse como planeta Tierra, o como sistema. Esta última acepción, sobre todo, es la utilizada por Juan en el relato de la oración de Jesús.

No somos de este mundo como sistema, ya que nuestra identidad de hijos de Dios nos aleja de los parámetros, valores y principios que este sustenta. 

El “somos” nos habla de adopción, nueva naturaleza. Jesús no era del mundo, nosotros tampoco, ya que hemos sido adoptados espiritualmente hablando; somos coherederos con Cristo (Efesios 1:5; Romanos 8:17).

Ahora bien, la palabra “mundo” también es mencionada reconociendo que este nos aborrece como lo hizo con Jesús (v.14) aquí se trata de la gente que habita la Tierra. Esto también es cierto; muchas veces ser seguidores de Cristo se trasluce en rechazo y abandono; sin embargo ¡Él oró por nosotros! Tengamos paz (v. 20).

Siendo rigurosos en esto de comprender el versículo 16 (que es una aclaración del versículo 14) como parte de la estructura que compone la oración, cuando Jesús menciona nuevamente kosmos, ¡lo hace para enviarnos a él! ( v. 18).  Además, con un propósito; es decir, no somos pero estamos para algo. Entonces, ¿gueto o red? ¿Evangelio centrípeto o centrífugo? 

Hay otros conceptos importantes: “Santifícalos en la verdad”, “ que sean uno”, “para que el mundo crea. El hilo de la oración no está completo si se recortan estas pequeñas frases. Cómo podría ser la meta vivir apartados, como parte de una “raza superior” o teniendo temor a la “contaminación mundana”, cuando Jesús nos envía a él.

Santificarnos en la verdad guarda relación con la metanoia, ese cambio que la Palabra de Dios va produciendo por la luz del Espíritu Santo, una vez que aceptamos a Jesús como Salvador y Señor. Hay un antes y después de la cruz, una nueva posición en Cristo: santos. Hay un proceso de santificación que concluirá en su presencia. Jesús le pidió al Padre que su verdad operara esa santificación en la vida de sus hijos, ya que ellos no eran del mundo.

Cuando avanza la oración, el pedido es por unidad; esa que se vincula con la identidad de hijos y con el propósito; es decir, para que el mundo crea. Solo siendo uno, como el Padre y Jesús lo son, es que puede alcanzarse la meta; aquello por lo cual somos enviados.

Entonces no somos, pero estamos, para que otros lleguen a ser…

El campo es el mundo…

Que el mundo, la gente, crea en Dios, pareciera ser, en parte, resultado del cumplimiento del envío, según lo expuesto en la oración. Ellos creerán en Cristo, o sea en el Evangelio, por nuestra unidad y por nuestras palabras. Es decir, no solo discurso, sino también testimonio. Ahora bien, esto más que un llamado al separacionismo, parece ser un proyecto expansivo; estar en el mundo todo lo que podamos, para que crean en Él. 

Entonces, ¿Qué quiso decir Jesús con eso de “no son del mundo”?, ¿Qué pedía al Padre?  Tal vez el camino es inverso; la idea no es que nos apartemos de este para santificarnos en la verdad, sino que, santificados en ella, vivamos de tal manera que el mundo crea.

Ministro Licenciado de la UAD. Lleva adelante una labor docente en el Instituto Bíblico Río de la Plata; Institutos externos e IETE. Forma parte del Equipo Nacional de Escuela Bíblica Sub departamento del DEC, UAD. Es parte del cuerpo docente de la ONG Mujeres por la Nación.