Cuando destinamos tiempo intencional y especial para nosotras, eso se traduce en “tomar aire emocional”. Nos ayuda a despejarnos, a bajar las revoluciones, a desconectarnos de la vorágine de la rutina o de la montaña rusa emocional que vivimos en esta época compleja.

La frase del título es casi un grito desesperado de muchas mujeres que se sienten agobiadas, estresadas, sin energías pero que frente a la paradoja de la vida cotidiana y sus demandas, claudican a esta posibilidad. Y por prejuicio, por la imposición de la cultura de la productividad, o por vaya a saber qué contradicción, esta necesidad real y sana, queda relegada al último puesto en el ranking de lo que se percibe como verdaderamente importante.

¿Te pasó alguna vez tomarte un rato especial solo para vos, salir o hacer algo que te guste, o simplemente quedarte descansando un poco, y después sentir culpa porque te daba la sensación de que ese tiempo fue “improductivo”? ¡La cantidad de mujeres que me comentan experiencias similares y las veces que lo he transitado en mi propia realidad! En ocasiones todo lo anterior nos lleva a soslayar lo que bien podría convertirse en oportunidades relevantes para nuestro bienestar integral.Muchas veces las mujeres creemos que no merecemos esos momentos de “hacer nada”.

«no nos damos cuenta de que CUANDO SOMOS INTENCIONALES EN GENERAR ESPACIOS DE INACCIÓN, ESTAMOS HACIENDO MUCHO POR UNO Y POR QUIENES NOS RODEAN»

Mayra Djimondian, pastora y licenciada en orientación familiar

Te confieso que particularmente es algo que me cuesta bastante, pero que intento proponerme conscientemente por los motivos mencionados y otros que paso a compartirte. “Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría” (Salmo 90:12, NTV)

Qué actual es esta palabra que nos trae revelación en cuanto a la necesidad de experimentar en lo cotidiano ese “tiempo para nosotras”. Qué importante es ampliar la visión del tiempo y de la vida para alinearnos acorde al espíritu de este texto, en el que claramente somos desafiadas a cambiar la perspectiva. 

«Evadir la respuesta a este requerimiento vital del ‘momento para mí’, también está ligado al desarrollo pleno de nuestra autoestima»

Mayra Djimondian, pastora y licenciada en orientación familiar

Si nos dejamos a nosotras mismas para lo último, si creemos que no vale la pena invertir en eso, si pensamos que con todo lo que tenemos que hacer y resolver darnos esos momentos “es perder tiempo”, no nos estamos valorando, ni respetando, ni cuidando. 

¿Te diste cuenta de que muchas de nosotras en este punto tenemos un master como especialistas para poner excusas?: “Me cuesta organizarme y hacerme ese espacio”; “Es que con la pandemia…”; “Lo que pasa es que estoy agotada, entonces…”; “¡Si superas el encastre que tengo que hacer con la virtualidad, los chicos y el trabajo!”.

Ninguna de esas frases son inventadas, las escucho a diario ¡y a veces las uso también!¿Te pasa? Precisamente por eso, es clave que nos involucremos con empeño en destinar momentos al relax y al ocio ¡aunque nos cueste! ¡Aunque lo sintamos contradictorio! 

¿Cómo empezar? Superando las excusas. Quitándole poder a la autoexigencia despiadada que nos deja sin aire, sin fuerzas, sin alegría y nos suma culpa cuando decidimos hacer un alto. No dándonos por vencidas como si lo anterior fuera algo sin sentido o “un lujo” que no merecemos.

Responder algunas preguntas también puede incentivarnos:

¿Qué quisieras recuperar que fuiste dejando de lado y que te hacía muy bien? ¿Tal vez un tiempo diario de lectura, de estudio, de mirar una serie, de dormir una siesta? ¿Quizás una actividad física, un café con amigas, una caminata a solas con Dios? ¿Cómo te sentías cuando asignabas ese tiempo para vos? 

¿Qué podés hacer en lo concreto para retomar lo que dejaste y te daba placer? ¿Y para generar algo nuevo que te distienda y motive? ¿Cuáles son los principales obstáculos que se te presentan? ¿Cómo podés superarlos?

De solo pensar en lo anterior ¡se me ocurren varias respuestas que se aplican a mi propia realidad! Espero que estas preguntas te animen también a ti para reflexionar y determinarte a recuperar esos momentos valiosos, fundamentales y trascendentes en la vida de toda mujer. 

Por otra parte, asignar horas adecuadas al descanso, contrariamente a lo que a veces creemos y al ritmo que en muchos casos llevamos, nos termina abriendo posibilidades para ser más productivas y eficientes, porque nuestro cerebro “se ventila”. ¡Claro! Cuando tomamos tiempo para descansar, para “hacer nada”, es cuando el cerebro recarga baterías y repone reservas que amplían nuestra capacidad de atención y motivación.

En su libro El arte y la ciencia de no hacer nada, el investigador Andrew Smart (2014), basado en estudios recientes del campo de las neurociencias, señala que el cerebro tiene una “red de estado de reposo” que se activa en nuestros momentos de ocio. Cuando el cerebro se encuentra en una condición de mínima demanda y no está concentrado en hacer una tarea específica, esta red se pone a trabajar a toda máquina. Es la red que da sustento al autoconocimiento, los recuerdos autobiográficos, los procesos sociales y emocionales y también la creatividad.

Algunos beneficios de proponernos cada día un tiempo para nosotras e incluirlo literalmente en la agenda: 

Aumento del rendimiento general. Mejora en la gestión emocional. Mayor facilidad para concentrarnos y enfocarnos plenamente en las tareas. Experimentaremos menos estrés y más disfrute. Nos sentiremos más libres de tensiones. Nos encontraremos más despejadas mentalmente frente a la toma de decisiones. Percibiremos con mayor profundidad lo valioso de trabajar “de adentro hacia afuera” y a raíz de lo anterior sin duda veremos un impacto positivo en nuestras relaciones personales y familiares.

Licenciada en Orientación Familiar, Coach Ontológico y escritora. Mediante sus libros, conferencias y talleres, capacita, potencia y activa a mujeres y familias desde un abordaje integral para desarrollar ser su mejor versión y vivir en plenitud. Es mamá de tres hijos y, junto a su esposo, pastorea la iglesia Tierra de Avivamiento, CABA.