El bautismo en agua es una instancia necesaria por la que toda persona nacida de nuevo debe transitar. Más allá de lo que suele creerse respecto a este tema, deberíamos preguntarnos ¿Qué dicen las Escrituras respecto al bautismo? ¿Qué puedo esperar luego de haber pasado por las aguas? ¿Cuáles son los mitos en torno a este tema?

El bautismo de Juan

Las primeras menciones en el Nuevo Testamento están relacionadas con la persona de Juan el bautista. Se lo describe como un “bautismo de arrepentimiento” o “conversión” (Mc 1.4; Lc. 3:3) exigía confesión de pecados (Mt. 3:6) y frutos dignos de verdadero cambio (Mt. 3.8; lc.3:8).

Antes del comienzo de su ministerio, Jesús también fue bautizado por Juan. Los evangelios sinópticos son unánimes en presentar a un Jesús que después de su bautismo y de recibir el Espíritu Santo desarrolló su ministerio (Mc. 1:14-15; 21-22,23)

“El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado” Mc.16.16

“Id pues, haced discípulos a todas las naciones bautizándolos en el nombre del Padre, el Hijo y del Espíritu SantoMt. 28:19.

El bautismo en Hechos de los apóstoles

En el libro de Hechos se menciona el bautismo como una práctica realizada de manera pública para quienes se iniciaban en la fe. El caso de los judíos arrepentidos ante la predicación de Pedro (Hc.2:37-38), Felipe y el Eunuco (Hc. 8:38-39), la conversión del apóstol Pablo (Hc. 9:18), Cornelio (Hc. 10:47).

Las personas que han de pasar por esta instancia no siempre comprenden cabalmente lo que esto significa y muchas veces suelen surgir mitos alrededor de la administración del bautismo en aguas. A continuación, se mencionarán algunas distorsiones relacionadas con este tema. No se pretende dar una lista cerrada sino algunos de tantos argumentos que condicionan el verdadero sentido de bautizarse.

Mitos en torno al bautismo

Los «poderes místicos del bautismo»

Algunas personas creen que hay un poder literal en el agua al momento de sumergirse. Un capítulo de la serie animada Los Simpsons ejemplifica este mito. En un capítulo se muestra lo que al parecer ocurre con Homero al ser bautizado en el río por Flanders. El bautismo es un acto que simboliza lo que internamente ocurrió, el haber muerto y renacido a una nueva vida en Cristo, es un acto que exterioriza lo que pasó de manera espiritual. La acción es de una extrema simplicidad, aunque llena de significado.

“No estoy preparado”

Es común observar congregantes que en ocasiones pasan años asistiendo a la iglesia, otros incluso involucrándose en el servicio y comentan no estar preparados para tomar esta decisión.  Al observar las menciones del libro de los Hechos, las personas se bautizaban en el momento de creer.

Lo que tienen en común las narraciones bíblicas son: oír el mensaje de salvación, creer y arrepentirse. El ya citado caso de los judíos “compungidos de corazón” que le preguntaron a Pedro “¿Qué debemos hacer?”. El eunuco que creyó y se bautizó, el carcelero de Filipo que creyó y se bautizó con su familia.

Por otro lado, lo descrito no justifica que alguien quiera bautizarse a la ligera sin haber creído el mensaje y haberse arrepentido de sus pecados.

«Poderes mágicos» respecto a la santidad

Esta suele ser la expectativa de hermanos que, al lidiar con alguna debilidad, creen que tendrán un fortalecimiento espiritual por haber participado del sacramento del bautismo. El problema de este pensamiento es que al pasar la efervescencia del momento sienten frustración porque siguen luchando con lo mismo. La santificación progresiva se logra por la relación diaria con Dios en oración y mediante su Palabra y no por la celebración de un rito.

“Me quiero volver a bautizar”

Luego de algún tiempo de haberse bautizado, algunos creyentes quieren participar nuevamente de esta práctica. Estas personas suelen alegar no haber estado seguros en ese momento, o no haber comprendido el significado.

Si bien esto no se menciona en ningún suceso de las Escrituras, se debería tener presente los aspectos que son frecuentes en torno a este sacramento: haber oído el mensaje, haber creído y mostrar arrepentimiento. (Pasajes mencionados anteriormente).

“Estuve apartado y ahora me quiero bautizar”

Este mito es una variante del anterior. Aquellos que, habiendo dejado de congregarse, después de un tiempo, vuelven y creen que deben pasar por las aguas nuevamente.

“Me bautizo para tener seguridad de salvación”

Lo único que nos salva es nuestra fe en Cristo (Ro. 1:7), es un regalo dado por Dios, por la gracia de Dios somos salvos y no por obras (Ef. 2.8-10). “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado” (Mc.16:16).

Si bien es una ordenanza dada por el Señor, el que no creyere será condenado, no el que no se bautice. La seguridad de un creyente debe estar en la obra de cruz.

Pero entonces… ¿Cuál debería ser la expectativa correcta del creyente ante esta práctica? No debería tomarse el bautismo como una “línea de llegada sino como el comienzo de un compromiso”. Todo cristiano pasa por el ciclo de: Nacimiento, crecimiento y madurez. Encontrar el propósito en esa madurez.

En los términos del apóstol Pablo, “para que seamos conforme a la imagen del Hijo” (Ro 8:29). El propósito de Dios para sus hijos es que al madurar vayan pareciéndose más a Jesucristo. Esa madurez se logra en la “permanencia” en Cristo. En el pasaje de Juan 15:1-10 Jesús repite once veces en diez versículos el verbo permanecer o sus variantes, refiriéndose a la relación entre los pámpanos y la vid (Jesucristo y los creyentes), donde el crecimiento es consecuencia de la permanencia, la vida fructífera es la consecuencia de la relación diaria con el Señor y no solo por el ejercicio de una ceremonia bautismal.

Casado con Gaby y padres de Anita y Guillermina. Pastor de la Iglesia Dios es Amor de la ciudad de San Nicolás de los Arroyos. Ministro Ordenado de la Unión de las Asambleas De Dios. Es Operador en Psicología Social y Operador en Adicciones. Presidente de la Asociación civil “Un Lugar Para Crecer.