William Franklin Graham, o “Billy”, como prefería ser llamado, fue reconocido en todo el mundo, tanto entre cristianos como entre las personas no pertenecientes al ámbito eclesiástico.

Fue una de las figuras más influyentes en el siglo XX. Predicador primeramente, padre y escritor, entre otras varias etiquetas, Billy Graham ha dejado un legado ineludible para la iglesia evangélica que aún sigue obrando y bendiciendo millones de vidas, incluso después de su muerte.

Rick Warren (autor de Una vida con propósito, Métodos de estudio bíblico personal y El poder de trasformar su vida, entre otros títulos) comienza el prólogo contándonos siete cosas que aprendió a lo largo del ministerio y por su cercanía con Graham. En un breve y resumido apartado sistematiza los principios que han marcado su vida y servido de cimiento en su propia congregación por parte de las enseñanzas de un padre espiritual congruentemente cristocéntrico, tanto en las plataformas como en su diario vivir.

“Dios no bendice un método, bendice al hombre. No bendice una estrategia; bendice a una persona”.

Rick Warren, prologuista del libro

Marshall Shelley, vicepresidente de Christianity Today, editorial fundada en 1956 por el mismo Billy Graham, aporta en la introducción del libro una síntesis cronológica del recorrido ministerial del predicador. Desde las icónicas campañas multitudinarias hasta las acciones tal vez menos reconocidas en sus inicios, detalla la trayectoria de un legado sin fin, incontenible a límites nacionales. La extensión de la Palabra como motor en cada uno de sus proyectos. Shelley asegura su influencia aún presente en las construcciones y movimientos del siglo XXI.

“El sentido de futilidad produce apatía hacia los asuntos morales de nuestro tiempo, falta de interés por el fraude y la deshonestidad en las altas esferas. Esta actitud por parte del grupo causa más temor que las mismas transgresiones contras la decencia y la integridad”.

Billy Graham, en Mis últimas palabras

El libro, dividido en seis partes, comienza la primera titulándose “Cuando Dios llama, no se demore”. Contiene un apartado de cuatro capítulos, en cada uno de ellos desarrolla los fundamentos y principios que todo cristiano, sea nuevo en el camino o no, debe tener asegurados en su vida. Qué significa nacer de nuevo, cómo tener seguridad de que somos salvos, la necesidad del amor de Dios y el crecimiento espiritual constante.

Ya en la segunda parte profundiza en el llamado a la predicación que todo cristiano tiene, incluso si no todos fuimos específicamente dotados con habilidades pastorales. El autor enfatiza en la proclamación de la Palabra por sobre la defensa que podemos pronunciar al encontrar opositores que la contradigan. También denuncia sobre cómo a veces permitimos que cualquier detalle obstaculice los esfuerzos por alcanzar a los que están perdidos. Como predicador internacional a nivel masivo podemos estar seguros de que tiene muchas cosas que decirnos respecto a esto.

“Es uno de los misterios gloriosos del evangelio que una persona pueda encontrar libertad solo cuando se convierte en esclava de Jesucristo”.

Billy Graham, en Mis últimas palabras

Luego de sus últimas reflexiones personales, el libro culmina con un apartado escrito por familiares, amigos, conocidos y compañeros del autor. Que dan cuenta de su testimonio personal y transparencia detrás del reflector. Y si bien celebran las memorias, asimismo también dejan en claro que el legado no ha terminado. La obra de Jesús sigue replicándose en todo el mundo.

Mis últimas palabras podría ser descripto como una antología de los pensamientos y principios de Billy Graham, tanto a nivel personal y filosofía de vida, como fundamentos esenciales en cada uno de sus trayectos del ministerio. Un libro emocionante y conmovedor que, sin lugar a dudas, dará cuenta de una historia de amor, amistad, fidelidad y poder entre Dios y un hombre que estuvo dispuesto a servirle.

Martin Luther King (derecha) y Billy Graham (izquierda). Su amistad fue repudiada tanto por movimientos anti-raciales como por sectores conservadores de la época. En “Siete cosas que aprendí de Billy Graham” Rick Warren comenta sobre el predicador: “Para hacer llegar el Evangelio a la mayor cantidad de personas que le fuera posible construía amistades, puentes y alianzas que quienes se mantenían dentro de los limites evangélicos, con frecuencia, desaprobaban”. Este es tan solo un ejemplo de ello.

Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la ley me volví como los que están sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la ley), a fin de ganar a estos. Entre los que no tienen la ley me volví como los que están sin ley (aunque no estoy libre de la ley de Dios, sino comprometido con la ley de Cristo), a fin de ganar a los que están sin ley. Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles.(1 Corintios 9:20-22 NVI).

TÍTULO: Mis últimas palabras 

AUTOR: Billy Graham

PÁGINAS: 249

AÑO: 2018

Tengo 20 años, soy estudiante de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires. Soy una amante de la música y las letras. Actualmente servidora en el equipo de alabanza juvenil TRECE30.