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Lo de Davi: uno de los youtubers cristianos con más seguidores

Con solo 25 años, David Dimarco se convirtió en uno de los influencers cristianos más conocidos de habla hispana. Con sus videos supera los trecientos mil suscriptores en YouTube y veintisiete mil en Instagram.
Su contenido se basa en reaccionar a canciones dentro y fuera del ámbito cristiano. Y, en una entrevista exclusiva para La Corriente, cuenta qué lo motivó a realizar estos videos y por qué generan repercusión.


LC: En tus videos logro identificar tres miradas, una desde una perspectiva de realizador en cuanto a cuestiones estéticas, otra más teológica en la que transmites un mensaje y, por último, una de corte narrativa, en la que analizas la letra de las canciones. ¿Dónde podría decirse que encontramos tu especialización para hacer estas devoluciones?


D: Me gusta estudiar muchas cosas, pero la verdad es que no tengo título de nada —dice sonriendo—. Estoy por recibirme de administrador de empresas y ese conocimiento me dio una mirada más de marketing, de tener un plan definido, de proponerme metas.


Todo eso me sirvió para darle vida a mi canal de YouTube. También hice algún seminario bíblico, pero por gusto. Y, en cuanto a lo técnico, con mis hermanos habíamos aprendido a crear animaciones y contar historias así.
Me gusta una frase que dijo Steve Jobs que dice “Cuando miras hacia atrás, y unes todos los puntos, entiendes por qué te llevaron hacia donde estás”. En mi caso, puedo decir que fueron solo cosas que me gustaron. Perdón, ¡hablo mucho!


Pero incluso cuando hablo de rap, a mí me encanta desde chiquito; bailo hip-hop y fue natural, para mí, hablar de cosas que me gustan. Hay un montón de géneros que están de moda y sé que si reacciono tendría muchísimas visitas, pero no son cosas que me gusten. Me siento cómodo en ser genuino con lo que estoy reaccionando.

LC: ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué reaccionar a música específicamente?
D: Yo comienzo el canal en 2017 sin saber muy bien qué iba a hacer. No sabía si serían sketch, prédicas o qué. Así que, durante un año y medio, empecé a subir videos todos los viernes ¡No me veía nadie, eh! Pero yo era constante.


En ese proceso fui probando cosas que me gustaban a mí, al estilo Juan de Montreal, Daniel Habif. ¡Copié a todo el mundo! Hasta que reaccioné a una canción de Redimi2 y se convirtió en el más visto de todos mis videos, y entendí que iba por ahí. Me di cuenta de que no había nadie cristiano haciendo eso y, al mes de subir reacciones, aumenté a 30 mil suscriptores.


Según explica David, desde el principio su intención fue que el contenido que generaba no solo llegara a los cristianos, sino que sus reacciones pueden ampliarse a otros géneros musicales.
Para lograrlo, se inspiró en otro youtuber, un sacerdote español que tomaba canciones que insultaban literalmente la fe cristiana y las comentaba sin generar un debate agresivo, incluso reconociendo algunas falencias de la Iglesia católica. Esto lo llevó a pensar en ofrecer una reacción que también fuera una especie de mea culpa.


D: Entendí que, si reaccionaba a música no cristiana los fans de las bandas llegarían a mi video y ahí tendría la oportunidad de dejar también mi mensaje sobre Jesús y que, de esa manera, ellos pudieran conocer la fe cristiana desde otro lugar. Eso fue bisagra porque generó que el canal sea lo que es hoy.

LC: Uno de tus videos tuvo muchas repercusiones, el de la seguidilla de “Mi amiga Atea reacciona a música cristiana”. Y, en uno de sus comentarios, ella expresa que la música está buena, pero le resulta chocante la letra. ¿Crees que esa es la grieta? ¿La música nos une, pero la letra nos separa?

D: El tema es que el arte tiene que decir en palabras algo que nos pasa a todos. Eso es lo interesante de una canción, un libro o una película. Y muchas veces se hace difícil identificarse con el relato, incluso siendo cristiano. Ni hablar si no lo eres.


Por ejemplo, ¿escucharías música musulmana?, ¿himnos católicos a la virgen? Seguramente no, porque no conectas de ninguna manera con esa experiencia. Por eso pienso que, desde hace veinte años, bandas como Rescate y Kyosko trascendieron fuera del ámbito evangélico, porque, aunque mencionaban a Dios en sus canciones, hablaban de sensaciones, circunstancias que un loco recontra colocado en el Pepsi Music se podía identificar.

En calidad no hay diferencias, la música cristiana es una industria excelente y muchas veces es mejor que la secular. Pero si en la letra solo habla de la vida cristiana solamente afectará al cristiano.

LC: ¿Crees que la misma industria los lleva a eso? Porque el sueño de todo artista cristiano es afectar al que no conoce a Dios. Pero, cuando llega a un lugar de reconocimiento, termina afectando a todos menos a esos que quería influenciar.

D: Creo que el cristianismo no es una secta, pero tiene algunos mambos raros que todavía están vigentes como: “¡Ey, no puedes tener amigos que no sean de la iglesia!”. Ahí pasa que si tu círculo es cristiano va a querer apoyarte solo si transmites algo que encaje con ellos. Entonces terminas haciendo eso y, sumado a que hoy en día la industria de la música cristiana es tan grande, se terminan de decidir por ese camino en el que les va a ir bien, pero van a resignar su objetivo inicial.

LC: ¿Te han pedido artistas que reacciones a sus canciones?
D: Usualmente si me lo piden no lo hago, pero sí me pasó que me lleguen comentarios por ejemplo de Evan Craft o Juan de Montreal. Lo más lindo fue conocer a Redimi2. Después de haber reaccionado a varios de sus temas, él me invitó a uno de sus shows para conocerme y me dijo que le gustaba mucho lo que yo hacía.

LC: ¿Por qué crees que se hizo tan relevante tu opinión?
D: No tengo ni idea, es un fenómeno de esta generación que no entiendo. El querer saber de manera constante qué es lo que el otro opina sobre ellos. El otro día reaccioné a una canción de trap de una chica argentina, stremeando en vivo por Twitch.

Comenté que la canción me parecía buena, pero que la sentía aniñada, y no por ella, sino porque expliqué que el trap viene de Atlanta, de los sectores de la sociedad más oscuros, es la música de los drogadictos, que cantan de la vida horrible que llevan y quieren salir de eso. De pronto escuchar trap que no me lleva a eso, lo noto raro. La chica me escribió por privado agradeciéndome, y diciendo que haría cambios en su composición a futuro; a ese nivel.

Al margen de este nivel de influencia que generó en el ambiente, David se conmueve y asombra hoy en día de que sus videos lo ven familias enteras, que luego le escriben y se lo hacen saber. Cayó en la dimensión de lo que estaba provocando cuando, haciendo una fila para ingresar a un recital, lo reconocieron alrededor de cien personas. Incluso cuenta, de una manera muy jocosa, que en ese momento una nena de unos 7 años, junto a su mamá, lo fueron a abrazar y le dijeron: “¡Gracias pastor!”.

D: ¡La misma nena me pidió que le firmara el guardapolvo! ¡Yo me fui de ahí pensando que todo esto era demencial! Te cuento una más, y con esta cerramos el tema. Fui a un bar cerca de casa y cuando salía de ahí un hombre que parecía estar un poco ebrio me dijo: “Tú eres lo de Davi”, terrible, ¡a siete cuadras de mi casa!

LC: ¡Ya si un borracho te reconoce es porque eres masivo! —risas—. ¿Qué crees que debería cambiar en la música cristiana para resurgir, achicar la grieta y ser, precisamente, más masiva?


D: Mientras más cristiano vuelvas tu contenido, más vas a crecer y mejor te va a ir, pero como decía antes, va a cerrar en un círculo que no tiene salida. Para mí el modelo es irse al under de las bandas, fuera del círculo cristiano, a las plazas, los bares. Y en las letras, si me estás contando en una canción que estabas mal y Jesús te salvó, otro se va a identificar cuando digas que estabas mal y conocer a Dios te salvó.


Pero, en general, creo que lo que llega al corazón es aquello que se percibe auténtico, una situación común y real que nos pasa a todos. Lamentablemente nuestra vida como cristianos cada día es menos común. Hace cincuenta años todo el mundo se casaba, hoy lo raro es que lo hagas. Entonces, si yo hago una canción que habla del matrimonio, no va a trascender jamás. Por fuera de la Iglesia nadie se está casando.


Tal vez nuestra música siempre gira en resolver o responder a un problema que nadie se está preguntando. Si quieres hablar del aborto o el LGBT, nadie va a escucharlo porque ya todos por fuera lo aceptaron, nadie se hace preguntas sobre eso. Pero sí se preguntan esas mismas personas para qué están vivas, cuál es su propósito, si existe el amor o si realmente alguien los va a amar tal como son, eso quizás genere otro impacto.

LC: ¿Hasta qué punto crees que llegará tu credibilidad en cuanto a la crítica sin que las personas supongan que estás influenciado económicamente?


D: Muchísimas veces me han preguntado cuánto cobraba por reaccionar a una canción. La verdad es que no lo hago. Lo tengo muy en cuenta y no solo por la credibilidad, sino por la construcción de la audiencia.
Que ellos siempre en mí encuentren honestidad, reacciono solo a aquellos que me gustaron, o que quiero y los conozco. En este camino de influencer tienes que estar atado a la autenticidad. El público sabe si estás haciendo algo de careta o no, y eso sería exponerse demasiado.

LC: ¿Crees que cumpliste tu meta con el canal? ¿Dónde encuentras tu satisfacción?

D: Mira, Jesús dijo que Él era el camino, la verdad y la vida, y para mí la verdad y la vida son objetivos finales, es a dónde llegas, pero no puedes tener el camino. Todos estamos en el camino transitándolo, y yo disfruto todo este trayecto más allá de la finalidad, y lo veo a Dios en cada paso.

Cuando la gente responde diciendo que un mensaje le llegó, o lo hizo acercarse a Jesús, me llena el corazón y entiendo que mi meta es unir y no marcar lo que nos separa, ya nos separan muchas cosas. Hoy es este camino y más adelante tal vez sea otro. No lo sé, pero me encanta todo lo que pasa hoy.

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Hace unos días llegó la placa de los 100.000 suscriptores 🔥 – Esta es la parte linda de lo que hago en Youtube, la instagrameable, la que garpa 😎 – Pero es solamente la punta del iceberg ❄️ – Detrás de ese premio hay 3 años de trabajo y sacrificio, de errores y aciertos, de alegrías y frustraciones, de oraciones y consejos, de «fans» y haters 🤷 – Es lindo el reconocimiento, claro que sí. Pero la placa está hecha de plástico, es desechable y no me la voy a poder llevar al cielo 😵 – Lo único que puedo llevarme al cielo son las historias y testimonios de gente que fue impactada por Dios a través de una pieza de contenido que hice en mí habitación. Lo demás, es todo vanidad 😄 – Eclesiastés 12:8 – Foto de @nadiasoldiaz_

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Mar de Filippo
Mar de Filippo
Periodista. Cofundadora de Duck Movies. En 2010 se avocó a la conducción radial y televisiva. Interés por el ámbito musical .Entrevistas a grandes artistas locales e internacionales. Fue responsable de Prensa y Difusión de Corto Plazo. Actualmente estudia Producción Audiovisual en la Universidad Nacional De Arte (UNA).

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