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La persecución de mujeres cristianas en el mundo

Un artículo publicado por Puertas Abiertas alerta sobre el acoso que sufren las seguidoras de Jesús en diferentes países.

El informe de la organización hace hincapié en el crecimiento que tuvo, en los últimos años, el hostigamiento hacia todas aquellas que profesan la fe en Cristo, tanto adultas como niñas. Al no tener un marco legal de protección, la cuestión de género se convierte en un factor que las afecta severamente en los casos de intolerancia religiosa, puesto que los perseguidores tienen como objetivo a las personas más vulnerables.

La entidad, que ayuda a las víctimas de persecución religiosa en todo el mundo, resalta la importancia de acompañar a las millones de cristianas que, aunque ya son desfavorecidas en la sociedad por el simple hecho de pertenecer al sexo femenino, terminan siendo doblemente vulnerables a la intolerancia religiosa. En la mayoría de las ocasiones su sufrimiento por amar a Jesús es invisibilizado e ignorado por quienes las rodean.

Si bien los hombres y niños cristianos no están exentos de persecución, por lo general son propensos a sufrir formas «visibles» de control, como ser agredidos públicamente, asesinados, despedidos del trabajo o encarcelados por los gobiernos. Las mujeres, en cambio, inmersas en sociedades patriarcales, tienen más probabilidades de sufrir persecuciones «ocultas» como el matrimonio forzado, la violencia sexual y el encarcelamiento doméstico. 

Leah Sharibu fue una de las 109 niñas nigerianas capturadas por el grupo militante islámico Boko Haram en 2018. Aunque las compañeras de la adolescente fueron liberadas después de un mes en cautiverio, la joven fue encarcelada por decidir mantener su fe en Jesús y no convertirse al islam. Tres años después, con casi 18 años, Leah continúa siendo la única en cautiverio. Ella es un ejemplo de fe, valor y compromiso con Cristo.

Leah Sharibu sigue desaparecida tras tres años de secuestro, su familia no pierde la esperanza de encontrarla. (Fuente: Puertas Abiertas)

Las mujeres y niñas son utilizadas repetidamente para derribar a comunidades cristianas enteras. A veces son forzadas a casarse en contra de su voluntad, en ocasiones incluso con la propia persona que ha ejercido violencia sexual sobre ella. Esto se usa de forma intencional para deshonrar tanto a la chica cristiana como a toda su familia.

Aún dentro de algunas comunidades cristianas se estigmatiza a las mujeres que fueron víctimas de violencia sexual. En determinados casos, las niñas cristianas que han sido embarazadas por sus captores son consideradas como «manchadas» por sus familias y comunidades, lo que les impide ser sanadas y reintegrarse en la sociedad.

El programa de restauración de Puertas Abiertas recuerda a los cristianos el fundamento bíblico de la identidad humana y el ejemplo de Jesús para que tengan el valor de responder a la persecución con amor y solidaridad dentro de la familia y la comunidad.

Alejandro Principe
Alejandro Principe
Nacido en Buenos Aires, Argentina, en 1996. Es periodista egresado de la UNLaM y estudiante de Ciencias de la Comunicación. Community Manager Freelance. Líder de Adolescentes en su iglesia local.

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