Nos contactamos con el doctor Samuel Pagán para hacerle una entrevista y escuchar su mensaje para hoy.

LC: Hermano Samuel Pagán, tal vez muchos no saben quién es usted, así que yo le pediría que se presentara. Qué quiere que el lector sepa de usted.

SP: Yo soy un pastor, un ministro del Evangelio de Dios que en el mundo amplio del Cuerpo de Cristo me ha tocado el de la literatura. Y por el mundo de la literatura traduzco la Biblia y escribo libros en torno de ella. 

Esos son mis dos proyectos de vida mayores, aunque predico todos los domingos de Dios. Soy un predicador común, semanal y un ministro del Evangelio de Dios que escribe libros y traduce la Biblia.

LC: ¿En este momento está pastoreando?

SP: No, no estoy pastoreando porque paso la mitad del año en Jerusalén, soy el decano del Centro de Estudios Bíblicos de Jerusalén. Claro, este año no, por todas las condiciones que ha habido, pero nosotros pasamos seis meses en Jerusalén y seis meses en Orlando, Florida. 

LC: ¿En este momento está en Orlando?

SP: Sí, estoy en Orlando. Pasamos seis meses en Jerusalén porque organizamos peregrinajes educativos a la Tierra Santa. Peregrinajes que van más allá de lo turístico, más allá de lo tradicional. 

La espina dorsal de nuestro trabajo allá en Jerusalén es la vida y las enseñanzas de Jesús de Nazaret. De esa manera vamos poco a poco moviéndonos de los lugares turísticos a los lugares que tienen significación e importancia en el ministerio de Jesús y en las narraciones bíblicas.

LC: Entiendo que usted es de Puerto Rico. La pregunta es, ¿cómo fue el camino de su Puerto Rico natal a Jerusalén? ¿Cómo es esa historia?

SP: Mira, yo soy tercera generación de líderes evangélicos. Mi abuela se convirtió en 1920, hace cien años. Ella fue la primera latinoamericana en ser ordenada como pastora laica en la Iglesia metodista. Mi papá, mi mamá, mis hermanos, mis tíos… todos nos hemos criado en el ambiente eclesiástico. Mi hijo es un ministro, y yo espero que mis nietos sigan ese ejemplo. 

Cuando yo estaba en la universidad, culminando mi carrera de ingeniero en química, llegué a un grupo de estudiantes evangélicos que estudiaban la Biblia con un misionero que había llegado a servir a las comunidades universitarias. A mí me interesó muchísimo el estudio bíblico, pero no el de iglesia… Recuerda que estábamos en un ambiente universitario. A la tercera clase yo dije: “Este es mi mundo”. Entonces me incorporé al grupo.

Cuando me gradué de la universidad yo ya era un joven líder dentro de la juventud de mi denominación. Entonces el ejecutivo de mi iglesia me invitó para que fuera a atender por un mes a otra que estaba en transición pastoral. Me comentaron que la iglesia había pasado un año muy difícil y que necesitaban alguien que los amara, que abrazara a las viejitas, que les llevara dulces a los niños, que entusiasmara a la juventud. 

Yo pensé: “Eso soy yo”. El mes duró dos, tres, cuatro… Al año me instalaron como pastor y yo decidí estudiar teología. Me fui al seminario, recibí la maestría en Teología y después de la maestría me invitaron a seguir estudiando, en Princeton, teología y arqueología. Cuando terminé estas maestrías me preguntaron qué quería hacer. ¡Pues seguir estudiando Biblia! Entonces me preguntaron si quería estudiar literatura hebrea con la Escuela Rabínica. 

Para eso me fui a la Universidad de Columbia y fui por el carril rabínico. Ellos me enviaron a Jerusalén a estudiar arqueología, pero no en los libros y en la biblioteca sino en vivo. Tan pronto llegué a Jerusalén y vi el ambiente y toda la comunidad, eso fue en el ochenta y no había mensajes de texto, llamé a mi esposa Noemí y le dije: “Un día nos vamos a mudar aquí a Jerusalén”. Yo tendría 28 años.

El pastor Samuel Pagan y su esposa, Nohemí.

Cuando volví con el doctorado, me puse a traducir la Biblia, me puse a enseñar literatura hebrea, hebreo, exégesis… y regresé a una primera sabática con mi esposa. Luego, durante los años ochenta y noventa, fuimos una vez al año. Después nos fuimos un año completo, y en el 2007 me invitaron a enseñar Biblia en la Universidad de Belén. 

Nuestros estudiantes en las Américas son candidatos al ministerio, líderes laicos, personas que quieren conocer la Biblia para crecer, para enseñar.

En el Oriente Medio mis estudiantes eran candidatos a guías turísticos. Las preguntas de un candidato al ministerio y las preguntas de un candidato a guía turístico son la mar de diferencia. 

Cada vez me fui entusiasmando más y nos mudamos en el 2007. Allí estuvimos cinco años, estudiando, escribiendo y traduciendo texto bíblico. Luego regresamos acá y cuando volvíamos me nombraron decano del Centro de Estudios Bíblicos de Jerusalén, entonces alternamos seis meses allá y seis meses acá.

LC: Hablando de arqueología, que de por sí es un mundo fascinante, pero conectando ese mundo con la experiencia bíblica, ¿qué tanto de las Escrituras han sido sostenidas o soportadas por los descubrimientos arqueológicos? ¿Qué tan importante es la arqueología en la apologética?

SP: Mira… muy importante. Yo fui muy bendecido. Mi profesor consejero en Princeton fue uno de los miembros del Comité original de los manuscritos del Mar Muerto. ¡Una de las primeras personas que entró en la cueva cuatro! A él tuvieron que bajarlo con sogas y cuando llegó a la altura de la boca de la cueva se meció para entrar. 

Entonces, desde temprano, en mi formación académica la influencia arqueológica jugó un papel protagónico. Hay cosas que eran difíciles de entender, pero cuando uno lo ve en arqueología, dice: “Pero caramba, en qué estaba pensando yo”.

La arqueología es una ciencia neutra, ella no me hace creer más o creer menos, porque yo ya creo, pero me permite entender más y mejor.

Yo tenía un colega allá que me decía: “Pero doctor Pagán, es tan sencillo…”. Lo que nosotros dejamos, nuestros desechos, hablan tanto de nosotros. Hablan de nuestras comidas, hablan de nuestras vivencias, hablan de dónde vivimos, cómo vivimos, cuáles son nuestras prioridades de vida, hablan de los documentos que nosotros leemos y esos documentos hablan de nuestras creencias. 

Entonces, cuando nos encontramos con la arqueología en Oriente Medio descubrimos documentos que han abierto nuestra comprensión del texto bíblico. El descubrimiento de Qumram nos permitió tener documentos bíblicos más antiguos que los que teníamos hasta entonces. Para traducir el Antiguo Testamento antes de 1947 nosotros dependíamos de manuscritos del año 900.

LC: ¿El Códice de Leningrado era el que se tenía?

SP: ¡El Códice de Leningrado! ¡Exactamente! Pero con Qumram, nosotros descubrimos en la cueva número 4, por ejemplo, un manuscrito de Isaías fechado doscientos cincuenta años antes Cristo. En Qumram se han descubierto referencias a todos los manuscritos bíblicos, con la excepción de Ester.

Y lo interesante es que no solo se encuentran todos, sino que el número de manuscritos revela los intereses que tenían, ¡como todos tenemos! A mí me gusta predicar más de Salmos y de Juan. Posiblemente a ti te gustan más Mateo e Isaías. Bueno, en Qumram descubrimos que hay manuscritos de Isaías primero, luego de Salmos, luego de Deuteronomio y luego de Jeremías y Ezequiel. 

Esto quiere decir que si hay más manuscritos es que se utilizaban más. Uno puede inferir que esos manuscritos eran los más utilizados. Y lo que es interesante es que estos mismos libros: Isaías, Salmos y Deuteronomio son los que más cita Jesús de Nazaret. Ciertamente la arqueología es fuerte e importante para la sociedad contemporánea y para el creyente. 

LC: Entiendo eso de “me ayuda a entender”. Hace poco supe que encontraron el libro de los sueños de los egipcios, el que usaban para interpretar sueños y no hay en él ningún simbolismo referido a vacas y espigas. Entonces pienso, qué fascinante descubrir que Dios hizo soñar a Faraón algo que ningún sabio del país podía interpretar. Por eso le digo a mis alumnos que un buen estudioso de la Biblia debe ser conocedor de la historia antigua.

SP: Ese fue el mundo de Abraham en Ur de los caldeos, posteriormente fue el mundo del apóstol Pablo en Roma. No se puede entender la teología de un teólogo alemán si no se entiende la historia de Alemania. No se puede entender la teología de un teólogo argentino si no se entiende la vivencia de una persona en Argentina los últimos cien años. 

Por eso es importante entender que el contexto en el que vivió Jesús de Nazaret era un contexto en el que el Imperio romano era un imperio inmisericorde. Tenía una máscara bonita, pero era un imperio inmisericorde. 

Entonces tenemos por un lado al Imperio romano, por otro lado Herodes que era psicópata y esas dos fuerzas se convirtieron en una socio-psicología patológica.

Jesús era representante de la vida, de la salud, del bienestar, de la esperanza, de la gracia de la gloria en un ambiente de dolor. 

-NO TE PIERDAS LA SEGUNDA PARTE DE ESTA ENTREVISTA, SE PUBLICA EL PRÓXIMO SÁBADO 6 DE ENERO-