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El drama de la Biblia en 6 actos (7)

La Historia con mayúscula, que revela el recorrido desde la creación hasta la eternidad de la raza humana que será redimida en el fin de los tiempos.

Te estoy contando la historia que relata la Biblia. Todo este relato lo llevamos a cabo en 6 actos y los detalles que te cuento son muy generales. La idea es despertar tu interés para que acudas a la Biblia y hoy, más que ayer, puedas aferrarte a la fe en Cristo Jesús. 

En los actos anteriores pudimos ver brevemente el plan estratégico de Dios y llegamos al acto 4, donde la acción de amor más grande que ha existido tuvo lugar en un madero hace poco más de dos mil años. Jesús es el cumplimiento de la historia de Israel y el nuevo comienzo para toda la raza humana. La muerte vino a través del primer hombre, Adán. La resurrección de la muerte viene a través del nuevo hombre, Jesús. La intención original de Dios ya está redimida.

Acto 5: La Gran Comisión

Si la victoria clave ya está asegurada, ¿por qué entonces hay un Acto 5º? La respuesta es que Dios quiere que la victoria de Jesús se esparza por todas las naciones del mundo. El Jesús resucitado les dice a sus discípulos: “¡La paz sea con ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”. Este nuevo acto del drama cuenta la historia de cómo los primeros seguidores de Jesús comenzaron a difundir las buenas nuevas del reino de Dios.

El incipiente desarrollo de la extensión del mensaje de la cruz, el amor redentor comenzó a correr en aquel momento que, desde lo humano, podría haber sido nefasto: el líder vencido en una muerte tan indigna como la de los más viles delincuentes. Sin embargo, al tercer día resucitó. Ahora es tiempo de compartir su amor en la tarea de la predicación del Evangelio.

El compartir las buenas nuevas, que dan fe y esperanza a la humanidad acerca de un nuevo comienzo, una nueva tierra y una existencia plena en un tiempo que no terminará jamás.

Es tiempo de anunciar el perdón de pecados y la reconciliación con Dios. Los discípulos de Jesús fueron dispersándose por el mundo conocido bajo el mandato de Él mismo les dio: La Gran Comisión. Dice Mateo 28:16-20 NVI

Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado. Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban. Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

Desde allí, comenzaron los viajes misioneros, como los de Pablo junto a Bernabé y Juan Marcos, con todas las vicisitudes que relata el libro de los Hechos de los Apóstoles. Cada uno de los discípulos se dispusieron a dar a conocer lo que vieron y oyeron. Esa tarea se fue reproduciendo en el tiempo, en el espacio, en el desarrollo de la historia. Cruzando límites de ciudades, países, ríos y océanos.

En nuestros días la extensión de la predicación también está representada por hombres y mujeres que viajan a otros países, se exponen a otras culturas, idiomas, costumbres con el fin de hacer más discípulos. Naturalmente esto no es menester de unos pocos, sino de todos aquellos que amamos a Dios y fuimos alcanzados por su amor. Es responsabilidad de cada uno. 

Hoy, en tiempos de dificultad las personas están más abiertas a recibir el mensaje de Jesucristo. Debemos ser portadores y emisores de esa gran noticia. Dar ánimo y esperanza basada en aquel que, siendo Dios, se hizo hombre y sufrió lo que todos nosotros sufrimos para darnos un lugar seguro: “un futuro y una esperanza”, como dice Jeremías 29:11.

¡Vayan, vayan!… Caminen, hablen, compartan. ¡Es urgente! las personas necesitan reconciliarse con Dios. Si no somos nosotros ¿quién irá a darles el mensaje esperanzador? Este es tu tiempo para compartir a Jesús ¡no lo dejes pasar!

Esteban Fernández
Esteban Fernández
Nació en la ciudad de Lobos de la provincia de Buenos Aires. Es esposo, padre y abuelo. Lleva 36 años de casado con su amada esposa, Patricia. Tiene cinco hijos. Es un siervo que lleva el periodismo en su sangre. Tiene una licenciatura en Teología; un grado de Doctor Honorario en Literatura Sagrada, del Logos Christian College, y otro académico en Ministerio, Organizacion y Liderazgo de Faith Theological Seminary.

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