¿Qué significa ser discípulo? Se trata de alguien que va más allá de un mero aprendiz, alguien que sobrepasa la posición de estudiante y quien rebalsa el molde de un simple “adepto”. 

Puede que el concepto nos quede un poco anticuado ahora, pero en los tiempos de Jesús ser un discípulo tenía un significado bastante serio. Y todavía más luego de que leemos en más de una ocasión a Jesús repitiendo estas palabras a lo largo del evangelio: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”.

“Un discípulo de Jesús se embarca en el proceso de llegar a ser como él y hace los intereses de su señor los suyos propios”.

Juan Carlos Ortiz en El discípulo

Desde el primer capítulo somos confrontados. “El evangelio según los evangélicos”, aunque suene un poco gracioso, es la nomenclatura que hábilmente diseña el autor para explicar los síntomas de la iglesia actual: pareciera como si después de los cuatro hubiésemos inventado un libro más, un evangelio centrado en el hombre. Un quinto evangelio, donde apartamos los versículos que más nos gustan, las promesas, las poesías; suprimiendo todo aquello que llame a un compromiso doloroso, extremo a ojos de algunos, ridículo para el sistema de este mundo.

“No es cuestión de semántica, es cuestión de actitud”, afirma el autor, denunciando que a simple vista en una versión pobre y limitada solemos querer evangelizar a las personas pidiéndole “que acepten a Jesús” cuando en realidad sucede al revés. ¡Somos nosotros quienes necesitamos ser aceptados por Él! “¿Quién nos autorizó a ofrecerlo como salvador personal en vez de presentarlo como el Señor?” se pregunta Juan Carlos Ortiz. Hemos estado difundiendo un evangelio en cuotas. Presentando el sacrificio como algo opcional para la vida. 

“Si pensamos en Jesús solamente como uno que nos hace el favor de llevarnos al cielo al morir, tendremos un cristianismo flojo y débil”.

Juan Carlos Ortiz en El discípulo

Claro que seguir a Jesús trae beneficios. De igual forma debería resultarnos obvio el hecho de la entrega absoluta. Este libro explora eso, lo anuncia de forma disruptiva provocando una santa incomodidad. Si Jesús, siendo Dios, no esquivó la cruz ¿Por qué nosotros optamos por hacerlo? ¿Quién es el verdadero centro de gravitación en nuestra vida? ¿En nuestras peticiones? ¿En nuestros pensamientos? ¿En nuestra forma de actuar? “Perdernos en él es salvarnos” concluye así el capítulo dos, citando al mismo Jesús en Marcos 8:35.

“Con mucha frecuencia, se nos ha dicho que Jesús murió por nuestros pecados. Esa es tan solo una parte de la historia. La razón por la cual El murió y resucitó, dice Pablo, fue para ser el Señor de todos nosotros, los comprados”.

Juan Carlos Ortiz en El discípulo

Ya casi llegando a la mitad del libro, los capítulos seis y siete proponen la puesta en acción: el amor hacia el prójimo como primer nivel, el amor hacia los creyentes como segundo. Y es que por mucho que nos fastidie y resulte reiterativo, no solemos radicar nuestra identidad como discípulos en esto. “La seguridad de nuestra salvación no está basada en estar de acuerdo con ciertas doctrinas”, dice el autor. Y Jesús mismo lo demuestra de forma explícita. Él no fue un líder religioso: Jesús martirizó su propio cuerpo como muestra de lo que significaba elegir a Dios como Señor de su vida.

“El discípulo: como gozar de una comunión renovada con Jesucristo” no es un libro para salir a evangelizar, sino que es un libro para evangelizarse a sí mismo. Un llamado a los creyentes. Un viento fresco que traerá revelación. Es hora de responder a la cruz. Es hora de convertirnos en verdaderos discípulos de Cristo. Desplazándonos de la comodidad insípida. Una verdadera renovación del discipulado. 

ficha

El discípulo

TÍTULO: El discípulo

PÁGINAS: 237

AUTOR: Juan Carlos Ortiz

AÑO: 2018

Tengo 20 años, soy estudiante de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires. Soy una amante de la música y las letras. Actualmente servidora en el equipo de alabanza juvenil TRECE30.