Una vez recuerdo estar orando por una mujer de mi congregación y decirle al Señor que estaba cansada, que no sabía cómo ayudarle, le pedía permiso para que esta vez me dejara “pasar esta copa”. Pero en ese momento Él me hizo una pregunta: si tú no la amas ¿Quién lo va a hacer?

En ese momento de su vida, hasta se habían rendido sus familiares cercanos, pero esa sola pregunta de parte de Dios para mi vida me dio la fuerza y el amor para continuar la lucha.

Como mujeres estamos preparadas para todo tipo de tareas. Podemos ser estudiantes, profesionales, hijas, esposas, madres; y tantas responsabilidades más que podríamos enumerar. Pero una responsabilidad enorme que no podemos ignorar es que en cada paso del camino podamos mantener nuestro corazón lo más puro posible, sin contaminaciones, hipocresías ni corrupción.

Y esta labor, mis amadas, es la más importante que podemos realizar en toda nuestra vida, porque si lo logramos, aseguraremos así que todo nos salga bien. Desde el corazón surge todo, eso nos enseña la Palabra, surgen los deseos que nos llevan a pecar, los pensamientos, los argumentos y todo aquello en relación a nuestra vida diaria, de ahí la importancia de poder cuidarlo y de saber que ésta fue la gran misión que Jesús tuvo al venir a esta tierra.

Siempre estuvo la iglesia, los sacerdotes, las actividades correctas que debían realizarse, pero lo que se había perdido era el corazón correcto para poder acercarse a Dios y a las personas.

Por esta razón a Jesús le seguían las multitudes y pudo dejar discípulos, porque mantuvo correcto y sin cargar su corazón para así poder llevar adelante el Reino de Dios y establecerlo en aquellos que tenía a su alrededor. Si podemos resumir el ministerio de Jesucristo en una sola frase sería “el corazón correcto para amar de manera efectiva”.

Nosotras fuimos llamadas a ser hijas y, en consecuencia, sus discípulas. Esta es nuestra gran ocupación, lograr parecernos a Él en su corazón, en sus virtudes, en el amor y compasión que tenía para con todos.  En la empatía y misericordia de no juzgar y ponerse en el lugar del otro para hallar así una solución que lo saque de donde está.

«El mundo no necesita iglesias ni religiones, el mundo necesita personas que amen, que se pongan en el lugar del otro y le ayuden con paciencia a salir adelante».

Pra Noelia Bogdan

El mundo necesita una familia espiritual que los ayude incondicionalmente en un contexto en donde todo se deja de amar tan fácilmente, donde es más simple soltar que luchar por quien uno ama. Los que están a tu alrededor sueñan todos los días con que alguien les tome de la mano y no les suelte más, así como Jesús hace cotidianamente con nosotras, debemos ser esa representación visible de su corazón en la tierra.

Muchas veces te vas a cansar de hacer el bien, pero si te aferras a los caminos que Él tiene para tu vida encontrarás la fuerza y la valentía para seguir luchando por los tuyos, los ajenos y todos los que Dios te encomiende; poniendo el corazón en cada paso, creciendo y avanzando sabiendo que a su tiempo segaremos personas transformadas por el corazón de Cristo.

Pastorea junto a su esposo Franco Vassallo y sus hijos la iglesia El Tabernáculo de Arroyito. Fomentando los altares familiares y la transformación de cada integrante desde el seno familiar. Lleva adelante el discipulado y capacitación integral de las mujeres de la congregación.