La inspiración no es fama o éxito, es aquello que nos hace únicos.

En todos los tiempos, sobresalieron personas que se destacaron del resto por sus ideas, quienes diseñaron acueductos, sistemas numéricos, molinos de viento, pusieron las bases de la geometría, de la ciencia, la medicina, la astronomía, la matemática; crearon la rueda, los aviones, el teléfono, la electricidad, el internet.

¿Te pusiste a pensar alguna vez qué movió a estas personas a inspirarse para dedicar su tiempo y su pasión a inventar caminos nuevos, melodías únicas o bellas obras de arte?

En los últimos años todo parece haber sido inventado, lo que antes llevaba siglos construir ahora se hace en meses, días, horas, segundos.

«La velocidad es vertiginosa y la sobreinformación resulta contraproducente a la creatividad, a la inspiración genuina».

Sandra Pedace Montagano

El tercer y sabio rey de Israel, Salomón, después de haber conseguido todo lo que un hombre inteligente puede desear: enormes mansiones, jardines, parques llenos de especies distintas, grandes tesoros, los mejores artistas contratados a su servicio, hermosas mujeres y muchos hijos, se dio cuenta de que todo eso, que había adquirido con tanto esfuerzo y sacrificio, sus herederos no lo sabrían cuidar ni perpetuar. 

¡Qué tragedia para él! Llegó a pensar que nada de lo conseguido tenía sentido: “La historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes. No hay nada realmente nuevo bajo el sol” (Eclesiastés 1:9, NTV).

La inspiración es una señal de vitalidad en el ser humano

Muchas veces se confunde inspiración con éxito, con visibilidad o con fama. Muy lejos de ese concepto, la inspiración es conectarte con tu originalidad, con tu esencia, con tus dones, lo que te hace único. En la vorágine de la vida moderna, caemos en la tentación de compararnos en lo superficial, que poco tiene que ver con lo realmente valioso e importante de la vida.

Sin ánimo de creerme superada, me permito compartirte algunos consejos que pueden ser útiles para intentar tener una vida inspirada y, como consecuencia, desarrollar ideas creativas que sean de bendición al mundo que nos rodea.

Observa y disfruta la naturaleza

Medita en la perfección, en los detalles de la naturaleza, toma un tiempo semanal para conectar con la forma de actuar de los animales, de una planta y sus cambios estacionales o, simplemente, de los colores del cielo al atardecer. ¡Esto inspira!

Cambia tu actitud

Utiliza los problemas que identifiques como inspiración para crear ideas nuevas. Muchos grandes inventos fueron creados como respuesta a dificultades domésticas. Es un cambio de mentalidad. 

Que los problemas no sean para pronunciar una queja sino para activar una solución, para vincular personas, para generar ministerios o fundaciones que traigan alivio o caminos que resuelvan problemas que otros ya solucionaron. Nada es nuevo bajo el sol y los problemas tampoco lo son. Lo nuevo son las soluciones que podemos aplicar.

Invoca al que inventó la creatividad

Como criaturas formadas a imagen de nuestro Creador, todo nuestro ser aspira a ser originales igual que todo lo que Dios hace. Reconocer y suplicar su sabiduría nos inspira. Piensa que Él es quien, con su palabra, creó todo de la nada, es quien inventó los colores, los millones de diseños escondidos debajo del mar, las piedras preciosas ocultas en rústicas piedras en las montañas. 

Ahora bien, como Dios es una trinidad, el Padre contempla satisfecho la creación, el Hijo Jesús puso su vida por nosotros cuando el pecado nos hacía inviables a dialogar con la pureza de Dios, y el Espíritu Santo es quien nos hace compañía en este tiempo, quien nos inspira, nos guía a toda verdad y nos revela los misterios y las ideas del cielo.

En toda la historia, Él ha inspirado a hombres y mujeres a ser creativos, inteligentes y sabios para hacer obras maravillosas, una de ellas fue el magnífico santuario móvil realizado por Moisés en el desierto. Un espacio dedicado a la adoración al Señor, para lo cual hombres y mujeres necesitaron ser llenos de un conocimiento especial para ese tiempo.

Moisés les dijo a los israelitas: “… Tomen en cuenta que el Señor ha escogido expresamente a Bezalel, hijo de Uri y nieto de Jur, de la tribu de Judá, y lo ha llenado del Espíritu de Dios, de sabiduría, inteligencia y capacidad creativa para hacer trabajos artísticos en oro, plata y bronce,  para cortar y engastar piedras preciosas, para hacer tallados en madera y realizar toda clase de diseños artísticos y artesanías. Dios le ha dado (…) la habilidad de enseñar a otros” (Éxodo 35:30-34, NVI).

Hoy, volvemos a necesitar ser llenos del Espíritu de Dios, de esa capacitación especial que sólo Él puede darnos, para recibir ideas creativas, que sobresalgan de la media, para enseñar, para motivar, para ser únicos y diferentes.

Sandra Pedace Montagano

En donde te encuentres —sea un emprendimiento que está por comenzar o una empresa que tiene que crecer o adaptarse a los tiempos actuales, un equipo de trabajo o un lugar de enseñanza que desafíe a los alumnos—, busca la creatividad que viene de Dios, para inspirar a los tuyos y al mundo que nos está observando.  

Te animo a tomar un tiempo diario para conectarte y ser lleno de su inspiración, que tu vida refleje la vida abundante y tengas una vida que inspire.

Diseñadora Gráfica de la UBA, se especializó en la Edición de libros físicos y digitales, durante 10 años, sirviendo a decenas de autores en mas de 60 títulos. Desde joven sirvió en su iglesia local y trabajó en la ayuda de personas con adicciones. Junto a su esposo, son fundadores y pastores de la Iglesia Triunfantes en CABA. Casada con Darío hace 27 años, son padres de 4 hijos.