Desde una mirada psicológica, creemos en la familia como el pilar más fuerte de las relaciones humanas. Es el primer nivel de sociabilización que entablamos, el primer contacto social que conocemos y desde el cual empezamos a vincularnos con los demás. 

Cada familia tiene un sello que la hace única, por lo tanto, todas las relaciones que se establezcan dentro de ese ámbito van a afectar la forma en la que nos relacionamos con otras personas, como así nuestro bienestar general. 

Ahora bien, teniendo en cuenta esto y dando un paso más, cuando alguien se une a otra persona y forma una nueva familia, todo el bagaje de información que ha recibido en la suya de origen, es trasladado a esta nueva pareja. Por lo tanto, es importante conocer cuáles son los límites, y cuándo permitir que los mundos personales de esta familia extendida influyan en el nuevo núcleo familiar. 

Hay estudios que confirman (revista Psychology Today) que uno de los temas centrales por lo que las parejas discuten es por la relación con la familia de origen, más específicamente por los suegros. Tres de cada cuatro parejas experimentan problemas significativos con sus suegros, y un 60% de las mujeres suelen experimentar discrepancias con las madres de sus parejas.

¿Hasta dónde permitir las opiniones de los suegros? 

¿Cuándo es momento de alejarse? ¿Es sano que mi esposo dependa tanto de su madre? Son algunas de las preguntas que llegan a nuestros consultorios en @cti.psicologia.

En todas las relaciones de pareja, ya de por sí, se requiere un trabajo y un esfuerzo de construcción diaria. Y cuando esta relación se ve afectada por la intromisión o las exigencias de alguno de los suegros pareciera que la relación de pareja queda en un segundo plano. 

Hay algo que es importante y debemos tenerlo en cuenta: cuando la familia afecta a la relación de pareja, los cimientos pueden verse sacudidos y el escenario puede complicarse. Es entonces cuando comenzamos a lidiar con situaciones para las que, tal vez, no estábamos preparados. De este modo, empecemos por aceptar que en el momento en el que elegimos con quién compartir nuestra vida, de alguna manera también elegimos a su familia de origen.

Teniendo en cuenta esto, queremos darte herramientas para que puedas lidiar con cualquier situación que pueda llegar a afectar tu vínculo de pareja. Y, por otro lado, ayudar a tantos padres que, sin la intención de querer dañar las relaciones de sus hijos, puedan aceptar la dinámica y ser orientadores cuando se lo requieran. 

Entonces, ¿hasta dónde permitir las opiniones de los padres? ¿Qué hacer cuando la familia afecta a la relación de pareja? ¿Cuándo sería saludable introducir la mirada de los padres en situaciones que tienen que ver con la familia nuclear, con la pareja, con los hijos? 

Variadas son las respuestas, hay quien opta por decisiones extremas, por poner a la pareja entre la espada y la pared y obligada a elegir. Hay otros que crean bandos, generando más conflictos. Otros, eligen el silencio y el dejar hacer, el dejarse llevar hasta ser el centro de todos los agravios, la marioneta que todo lo aguanta por amor a la pareja. Así, tarde o temprano, todas estas situaciones acaban afectando a la propia relación hasta llegar a situaciones tan tristes como decepcionantes.

Por eso, frente a tantas familias conflictuadas en los vínculos por la presencia de suegros tóxicos o de parejas que autorizan esta intromisión, nuestro deseo es proveer de ciertas opciones para favorecer en la generación de nuevos vínculos que permitan familias saludables. 

En primer lugar, mantener una constante comunicación con tu pareja es fundamental para expresar lo que sientes y cómo te afectan ciertas cosas o circunstancias.  Evita rotundamente la crítica a la familia de tu cónyuge. Teniendo en cuenta que cada familia tiene sus propios criterios y valores, es importante diferenciar entre lo que es aceptable y lo que no, entre lo que se permite y en dónde se marca el límite

El llegar a determinados acuerdos con tu pareja sobre los límites permite que puedan tener claridad a la hora de no sentirse afectados por la indiscreción de los propios padres. Otra de las estrategias a implementar es el no comparar a tu familia con la de tu pareja, cada familia funciona de manera particular y ninguna es mejor o peor que la otra. Si resulta muy difícil tener una buena relación con la familia política, es mejor mantener cierta distancia en lugar de quejarse continuamente.

En algunas ocasiones, las relaciones familiares pueden mejorar con ciertas herramientas y estrategias. Pero en otros casos, los problemas están mucho más arraigados, se han ido generalizando con el tiempo o volviéndose más complejos. Cuando es asi, se puede requerir la ayuda de un especialista en orientación familiar que los guíe en este proceso. 

En tu caso particular, ¿cómo es la relación con tus suegros? ¿Te está afectando más de lo esperado? Busca resolverlo cuanto antes, para que no sea demasiado tarde. 

Fundadora y directora del Centro Terapéutico Integral. Psicóloga Clínica (UCA). Trabaja con adultos, parejas y familias. Posgrado en Centro Privado de Psicoterapias. Diplomatura en Terapia Cognitiva Conductual (Centro de Terapia Cognitiva).