¿Cuán importante es tener confianza en nosotros mismos? ¿Cuánto esto repercute en nuestra autoestima y en la realización de nuestros sueños?

La autoconfianza o confianza en uno mismo tiene que ver con apreciar las capacidades que se tienen respecto de una tarea específica. Tiene que ver con las competencias o habilidades que una persona tiene sobre el dominio de éstas y la habilidad de triunfar en un contexto determinado.

Los seres humanos nacemos llenos de confianza en nosotros mismos, sin miedos. Por eso, durante los primeros años de vida, un bebé puede aprender las cosas más importantes y difíciles que necesita: ponerse de pie, decir las primeras palabras, relacionarse de diversas formas con las personas. La confianza es innata, está en nuestro interior desde que somos pequeños. Sin confianza en uno mismo uno tiende a dejar de soñar, porque cree que nunca lo logrará.

“Esta confianza actúa como la vía que conecta un sueño con una meta para alcanzarlo. Es lo que puede mantenerte en pie aun en situaciones adversas”.

Si alcanzamos a entender que la confianza se desarrolla desde que nacemos, y aprendemos que es innata en todo ser humano, entonces ¿por qué conocemos muchos adultos que no la tienen? ¿Qué hace que esta confianza innata se pierda? ¿Se puede recuperar? Son grandes preguntas que me he hecho en los últimos tiempos.

Terminé comprendiendo que esta confianza que traemos al nacer se puede perder por múltiples factores, la crianza es uno de ellos, la observación del ambiente, la falta de integridad en las personas con las cuales el niño se identifica, los reiterados comentarios descalificadores de sus figuras representativas, las vicisitudes de la vida pueden hacer que perdamos esta confianza y también ciertas situaciones traumáticas no resueltas pueden colaborar para que esto pase. 

Tres poderes

Hace muchos años leí y estudié sobre cómo potenciar la confianza, cómo generar nuevos hábitos que me acerquen a confiar más en mí misma, y animarme a enfrentar desafíos que, según mi mirada, eran imposibles. Aprendí que existen 3 “poderes” (entendiéndolos como hábitos) básicos que potencian y acrecientan nuestra confianza en nosotros mismos.

El poder del compromiso. Esto es cumplir tus promesas, primero esas promesas que te has hecho a vos mismo, luego volver a ser fiel a tu palabra, a tus convicciones. El ser una persona de palabra hará que los otros te vean con confianza y esto, inevitablemente, acrecentará tu autoestima y aumentará la seguridad que tengas en vos mismo.

El segundo poder es el poder de la responsabilidad. Ser responsables de nuestros actos, hacernos cargo de nuestros compromisos, corrernos de la postura de víctima que muchas veces las personas suelen adoptar, porque es más fácil, porque justifica lo que hacemos, pero al estar en una postura de víctima perdemos el foco de poder remediar, cambiar y crecer. 

El último poder es el poder de la coherencia. Esto es buscar la integridad. Un buen principio para ganar confianza en uno mismo es decir solo la verdad. La Biblia, siendo un libro vivo pero histórico, también lo aclara: la verdad nos hace libres. La mentira, en cambio, nos vuelve inseguros. Poder desarrollar el hábito de ser coherente te hará ser una persona sin dobleces, una persona que tiene congruencia en sus palabras y actos.

Hoy intento desde @cti.psicologia orientar a que las personas recuperen la confianza en ellos mismos para transformar sus sueños en metas concretas. 

Te invito a que puedas conocer más sobre esto en nuestros canales de YouTube y redes sociales de @cti.psicologia.

Fundadora y directora del Centro Terapéutico Integral. Psicóloga Clínica (UCA). Trabaja con adultos, parejas y familias. Posgrado en Centro Privado de Psicoterapias. Diplomatura en Terapia Cognitiva Conductual (Centro de Terapia Cognitiva).