Si te preguntáramos cuál es el mejor método para combatir la infidelidad, ¿qué dirías?

Mucha gente piensa que el mejor método es “controlar” o como se dice hoy en día “stalkear” a tu pareja, seguirle todos sus movimientos y monitorear sus actividades para asegurarte de que todo esté en “orden”, pero no creemos que la manera de que exista el respeto en la pareja es exactamente el control.

La verdadera tragedia de la infidelidad es que muchos matrimonios terminan en divorcio. La confianza y la seguridad que son una de las bases de un matrimonio saludable se destruyen. Lamentablemente, en algunos casos se necesitan años de trabajo dedicado para reconstruir la confianza perdida y en otros es imposible que desaparezca el fantasma del engaño.  

Para protegernos, debemos tomar la decisión diaria de tener una relación a prueba de infidelidad. Este “escudo” que diariamente nosotros levantamos se conforma de estas cuatro actitudes…

1-Intimidad (y no estamos hablando de ese tipo de intimidad…)

Asegúrate de que tu relación sea íntima, que es “conocer a tu pareja” en todos los aspectos, y conocerla a fondo. Aclaramos que no es controlar lo que siente o piensa sino estar al día de lo que el/ella está viviendo. 

Para nosotros es importante saber si el otro está pasando por una crisis, si necesita hablar, si necesita más atención de lo normal. No es raro que un esposo o esposa busque consuelo o apoyo en un amigo/a si en su pareja no lo encuentra. Si esa tercera persona le presta atención a lo que la pareja ignora, una cosa puede llevar a la otra aun sin que la intención que inició el momento no haya sido engañar, todo comienza por una infidelidad emocional.

Es mucho mejor que construyamos una relación en la que tu pareja pueda resolver las cosas contigo, conocer exactamente cómo te sientes y si te preguntas cómo logramos esa intimidad, lee el siguiente punto.

2- Comunicación  

La comunicación es para nosotros como el pegamento que mantiene unida a nuestra pareja. Nos ayuda a tomar mejores decisiones, tener menos peleas y, lo más importante, tener toda la confianza entre nosotros para hablar cualquier tema como mejores amigos.

¿Puedes hablar de todo con él/ella? Todo incluye los momentos en los que dudas de lo que sientes, todo es compartir que estás insatisfecho y necesitas desahogarte, todo es poder decirle que te llegó un mensaje inapropiado y te sentiste incómodo, hasta tentado. Más eficiente es la comunicación cuando dices todo y la verdad no ofende ni trae problemas, sino que entre ustedes buscan cómo solucionar un posible problema.

Si juntos se esfuerzan por crear momentos donde existan largas charlas, sinceras y llenas de verdad, ya están creando un cerco anti infidelidad.

3-Límites y acuerdos

La comunicación lleva a que entre nosotros conversemos y conformemos una serie de límites. Ojo,  no lo confundamos con “reglas impuestas” que se vuelven pesadas y controladoras, sino que son acuerdos mutuos para resguardar nuestra relación.

El otro día, conversando, nos dimos cuenta de que nuestra relación se había convertido en la inversión más valiosa de nuestra vida e hicimos una comparación muy acertada. Al igual que cuando ahorras y ahorras para comprar un terreno o una casa, cuando finalmente la tienes como la soñabas, le pones cercas y sabes exactamente dónde empieza el límite de tu terreno y dónde termina, para que nadie traspase y para que sepas cuándo te estas saliendo de él. 

Límites que, juntos, con amor y respeto, sin imponer o dictar, ponemos para proteger nuestra familia con la conciencia de que hay situaciones que nos llevarán a que la confianza se rompa. Estar atentos para que cada uno personalmente evite encuentros inapropiados, llamadas, mensajes subidos de tono y todas las cosas que están fuera de lo que permitimos como familia. 

4- Atenciones y detalles

Para no caer en la rutina y siempre estar unidos no solo por compromiso sino por elección, es importante que le hagamos cierto mantenimiento a nuestra pareja, ¡que la pasemos bien juntos! Salir en citas (nosotros nos propusimos una semanal fija),  divertirnos, probar cosas nuevas, ser afectuosos, salir de la rutina con una escapadita fuera de la ciudad. Invertir tiempo de calidad.

No olvidemos las cosas simples de cada día, que aunque parecen no importar, hacen una convivencia especial. Un “buenos días” un “por favor” un “gracias” ayudan a que el “monstruo” de la rutina no destruya lo que con tanto amor hemos construido. 

El día a día puede hacernos caer en la monotonía si no tienes esos pequeños detalles. Aunque parezcan insignificantes, en su conjunto marcan la diferencia entre una pareja feliz y una amargada.

“Reunirse es un comienzo. Mantenerse juntos es progreso. Trabajar juntos es el éxito”.

¡Dinos! ¿Qué haces para proteger tu matrimonio de la infidelidad?