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Beto Zamarbide, el fundador del heavy metal en Argentina

El cantante instalado en un barrio de Miami hace más de veinte años, voz líder de V8, Logos y Primal, nos lleva de paseo por la historia de la Argentina, contándonos anécdotas y experiencias vistas desde los censurados escenarios o desde aquellos que lograron evadir la realidad de la década de los setenta.

Además, él cuenta sobre el baldazo de cultura musical, y una fuerte crítica a la falta de esta entre los jóvenes de hoy. Otros de los temas a saber serán sus momentos turbulentos, un mensaje que no se pudo silenciar, y el heavy metal como carta de protesta a un estado de facto. Una revolución sin igual que dejó entre tantas desapariciones una voz inconfundible, que pedía a gritos la libertad. 

LC: “Fundador del heavy metal en Argentina”. ¿Cómo te llevas con esa etiqueta?

BZ: ¡La verdad que muy bien! Pasaron casi cuarenta años, y durante todo este tiempo fui uno de los pioneros de este género, junto con otros músicos que nos fuimos acompañando y que, a la vez de desarrollar nuestra carrera musical, desarrollamos un movimiento.

Particularmente en Argentina, el heavy metal tuvo la característica de haber nacido en un tiempo y espacio muy especial, en plena dictadura militar. Y pienso que no corrí la suerte de otros músicos por haber sido un poquito más joven. La generación de Pappo, Spinetta, entre otros, donde muchos de ellos tuvieron que exiliarse.  Pienso que ese acontecimiento es fundamental para entender al heavy metal en el país.

«Este género nace como una carta de protesta al sistema»

Beto Zamarbide, cantante argentino de heavy metal.

Además, junto con el punk, creo que terminaron siendo dos movimientos que tenían una confluencia, porque teníamos al mismo enemigo. Este, que desaparecía gente y trataba de erradicar cualquier tipo de cultura o de protesta.

LC: Sobre todo porque el contenido de las letras estaba cargado de un mensaje muy específico y directo.

BZ: Exactamente, pero incluso no solo a nosotros, al heavy metal casi no lo llegaron a prohibir, paradójicamente. Pero sí prohibieron el folklore, el tango, o sea, prohibieron a Gardel, a Goyeneche. Y eso yo lo vi, lo viví y me marcó. 

«Ellos (los militares) pienso que no llegaron a identificarnos a nosotros como enemigos, pero sí sufrimos una censura»

Beto Zamarbide, cantante argentino de heavy metal.

El día que pisamos uno de los escenarios más grandes de los que habíamos estado, que fue el Buenos Aires Rock en 1982. A dos cuadras de ahí estaba la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), funcionando. [En la ESMA funcionó el centro clandestino de detención, tortura y exterminio más grande de la última dictadura cívico-militar argentina]. 

Hubo músicos que transaron con la dictadura, nosotros no, éramos “los profetas malditos” del punk rock y del heavy metal: Los barajas, Violadores, V8. La gente no quería escucharnos, éramos agresivos, los malos, los contras del sistema, la gente no quería saber nada de nosotros.

LC: Tal vez también por miedo de lo que podía pasar si formaban parte de ese público.

BZ: Sí, y de hecho nuestra canción más popular en ese momento fue Destrucción que decía “ya no creo en nada, ya no creo en ti, ya no creo en nada solamente creo en mí”, era un grito desgarrador.

LC: Hablemos utópicamente, supongamos que este contexto de dictadura no hubiese existido, la carta de protesta del heavy metal ¿cuál hubiera sido?

BZ: Bueno, haciendo ahora contigo un poco de historia ficción, pienso que tanto el punk como el heavy metal hubieran existido igual, porque ojo, la dictadura pensada en el siglo XX arranca en 1930, entonces partiendo desde ahí, pienso que siempre estarían estos géneros contra ese sistema. 

«Lo que nos pasó de estar debajo del escenario a estar arriba, fue la Guerra de las Malvinas»

Beto Zamarbide, cantante argentino de heavy metal.

Eso nos eyectó a una necesidad imperiosa de gritar una verdad, ya no era una dictadura, más bien, una guerra. 

Eso nos dio letra para escribir dos álbumes enteros. Luchando por el metal y Un paso más en la batalla fueron las dos respuestas que nosotros tuvimos contra la dictadura, contra la Guerra de las Malvinas, y contra la democracia también, porque era una pseudodemocracia que hoy tiene los resultados que vemos.

LC: Trayendo el género a hoy en día, pienso que se volvió muy cerrado en cuanto a la voz, literalmente, ya que es difícil cautivar a un público que no es oyente de este estilo porque lejos de oír un mensaje, oye ruido.

BZ: Es verdad, y es que pasaron cuarenta años. Hoy en día la música está sufriendo a nivel mundial, en todos los géneros. Hay una decadencia horrible, pero a su vez están surgiendo músicos muy buenos, que no logran masividad porque lamentablemente la mayoría de la sociedad o jóvenes están muy ignorantes.

LC: De todos modos tengo que hacer la distinción entre grupos como A.N.I.M.A.L o Carajo, bandas que lograron hacer del heavy metal algo más amigable, muy entrelazado al rock, pero el heavy metal puro es el que al común de la gente le cuesta incorporar a su vida, tiene un público muy segmentado. Entonces ese peso súper comprometido en cuanto a las letras, en cuanto a llevar un mensaje, se empieza a perder.

BZ: ¡Sí, claro! Pienso que es lo mismo que le pasó al tango. Cuando el tango comenzó, era un género totalmente marginal, donde incluso había muy pocas mujeres que lo cantaban o que se atrevían a hacerlo. Estaba lleno de lunfardo, en donde se insultaba desde el primero al último verso.

No todos querían escuchar eso. Sin embargo, cuando la ciudad de Buenos Aires empezó a crecer en los años veinte o treinta, en cada barrio había un club y en todos se bailaba tango. Ni hablar de personajes como Tita Merello, ¡la punk del tango! (Risas). ¿Quién sería hoy Tita Merello? Y tenés que ir al rap, al hip-Hop.

¿Por qué la menciono?, porque justamente, los “pitucos” del tango no la querían, la odiaban, ni siquiera la pasaban en la radio; la rescataron años más tarde. Lo que tú me planteas es totalmente válido, hoy nosotros seguimos siendo los profetas malditos y todavía a la gente no le gusta nuestra música porque no es potable, a quién le gusta escuchar “cautivos de un sistema”. Tal vez no nos gusta escuchar las verdades y las protestas, tan crudamente, es para pensarlo.

LC: Hablando un poco del regreso de Logos y de su gira por el Festival de Viña Rock, España en 2004, ¿crees que en esos momentos era más sencillo para una banda local acceder a esos escenarios o giras internacionales? ¿Crees que tuvieron suerte?

BZ: Mira, ¡creo que sí tuvimos suerte! Nos invitaron y es un festival impresionante, como todos los que hacen en España. Imagina que en el mismo cartel que nosotros estaba Rata Blanca, La Renga, no lo podíamos creer. O sea, Varón Rojo (Risas) ¿What? No puede ser, y sí, sucedió. Pero creo que es el respeto al rock que es exportable, hay rock que no lo es. Y los que estábamos ahí éramos aquellos que podíamos exportar lo que hacíamos como música bien hecha, a conciencia, con cuidado.

Los organizadores del escenario en el que tocamos eran fanáticos de Logos, y nos contactaron para ver si nos juntábamos nuevamente para una fecha ahí. Yo no tenía problema, llamé a los chicos y todos dijimos que sí y así volvimos. Incluso fue mi primer viaje a España y pude incluso reencontrarme con mi hermano y familia que están allá. 

LC: Y teniendo familia en Europa, ¿por qué decidiste migrar dentro de este continente y no allí?

BZ: Fue una oportunidad del momento, yo estaba muy descorazonado con la realidad del país y de la gente. En mi caso conocí una Argentina que era un orgullo, y hoy hay momentos que siento vergüenza. La idea de Nación en cualquier país ya es algo que se desintegra, que no puede sostenerse. 

LC: Bueno es interesante ver cómo se ve al país desde afuera, desde el punto de vista de un músico que se forjó acá y hoy elige otro suelo.

BZ: Mira, como te decía Mar, hoy tenemos tanto acceso a la información y sin embargo vivimos en un estado de ignorancia total. Hoy hay más teléfonos en el mundo que gente, pero la humanidad sufre la ignorancia, no del tipo académica sino como seres humanos, culturalmente.

LC: ¿Te refieres a que la gente de tu entorno, o en tu ciudad no tiene idea de los conflictos que se viven afuera, o que no les interesa?

BZ: Exacto, no les importa. No les interesa saberlo y creen que el mundo es Estados Unidos. De ese tipo de ignorancia te hablo. Tipos como Pedro (de la Biblia) por ejemplo, estaban todo el día con la red en la mano, sin embargo, no era ignorante, sabía que había un imperio que lo estaba dominando y que para luchar contra él debía aprender a pelear. 

Hoy en día vivimos en un mundo “favelizado”, donde el que vive allí piensa que el estado debe alimentarlo y darle todo lo que necesita, eso es ignorancia, y esas personas no logran salir de allí nunca. 

Beto Zamarbide, cantante argentino de heavy metal.

Estados Unidos es el país que mayor cantidad de alimentos produce, y es el país donde peor se alimenta la gente, y en vez de decirle a las personas que todo aquello que consume la enferma, la siguen incentivando al consumismo. Como Iglesia deberíamos levantarnos, terminar con la farsa y decir las cosas como son. Con un dedo señalo a la Iglesia y con los otros cuatro me señalo a mí.

También te digo otra cosa, los que viven hoy en estas “favelas” son los tataranietos de los tipos que nos escuchaban a nosotros. 

Acá va una anécdota: cuando nosotros grabamos el primer álbum, la cinta que utilizaron para reproducir nuestra música era una cinta usada, porque en ese momento eran muy caras. Nuestras primeras ediciones de Luchando por el metal. Perdón, ¿tú sabes lo que es un casete?

LC: (Risas) Sí, soy de 1989, los rebobinaba con una birome. No eran de heavy metal pero eran de Xuxa, bueno, era el hit del momento. (Risas)

BZ: Bueno, imagínate que un lado del casete era más largo que el otro. Era imposible que ambos lados fueran iguales, entonces el lado A era el más largo, y como el lado B terminaba antes de que se acabara la cinta, seguía sonando y se escuchaba lo que estaba grabado debajo de lo nuestro, increíble, ¿no?.

Cassette del que conversamos.

LC: ¡¿Seguía sonando la canción de otra persona?! (Risas).

BZ: ¡Seguía con un discurso de Evita Perón! (Risas).

LC: Descripción gráfica de paradoja, ¡casi a propósito!

BZ: ¡Es muy loco!

LC: No puedo dejar de pensar que esto lo van a leer millenials y van a decir “Cinta, casete, ¿qué?” (risas).

BZ: Pero volviendo a tu punto, hay toda una nueva camada de gente que nos ve como monos de experimento, desde hace cuarenta años haciendo esto. Y sí, tal vez musicalmente no les pega, pero lo nuestro es una progresión del rock duro, del rock pesado, que también era una música totalmente antibélica en el mundo, no solo en Argentina. 

Por ejemplo, cuando Pappo sale en el año sesenta y nueve con el primer álbum, era plena dictadura —en realidad hace referencia al golpe de estado de 1966— y sale con el tema ¿A dónde está la libertad?. 

LC: Directo al hueso, muy al estilo Pappo.

BZ: Lo habían sacado a Illia de la Casa de Gobierno, Pappo en esa época tocaba en Los Gatos, y cuando le toca grabar ese álbum, habían congeniado con Billy Bond (La Pesada del Rock and Roll), lo sacan en el año 1969 y fue un ¡boom!. Claro, cuando yo escuché eso a mí me voló la cabeza, yo no podía creer que en Argentina hubiera músicos así. Yo consumía artistas de afuera y acá teníamos talento, Vox Dei, que ese mismo año grabó La Biblia en rock and roll. Uno de sus álbumes más vendidos.

LC: Pienso en la Iglesia estructurada de aquel entonces, en donde siempre se asoció al heavy metal con lo satánico o diabólico, qué gran desafío para ti alinearlo a un mensaje cristiano en Logos, ¿no?

BZ: Seguro, bueno, si el rock nació en las iglesias, ¿por qué no llevar allí también al metal? Elvis Presley, Jimmy Hendrix, de niños tocaban los instrumentos y cantaban en las iglesias. 

LC: Hay una comparación que puedo hacer entre la transición de V8 a Logos. La comparación puede sonar exagerada, pero es para entender el punto. Del rock lastimado y tóxico que pudo quedar de Nirvana, por ejemplo, nace un rock sanador que se reivindica y transforma con Foo Fighters. Cuando pienso en Logos, pienso en un camino de transformación, de escape a ese mundo de alcohol, drogas y descontrol que había dejado V8.

BZ: Es muy bueno tu razonamiento, porque si bien en V8 iniciamos el movimiento del metal y la protesta social, encontramos respuesta a esas protestas en Cristo, ese proceso de transformación. Cuando se fue la dictadura nos faltó ese leitmotiv. De alguna manera nos reinventamos y fue por Cristo, por la Biblia. No la religión sino el vivirlo, dejar de perdernos en las drogas y renacer. Y te cuento una anécdota.

Teníamos un enemigo que era Carlos Annacondia, porque él venía al taller de sonido donde ensayábamos y se llevaba el equipo de sonido para su campaña. Nosotros teníamos que esperar para llevarlo a la discoteca donde debíamos tocar y llegábamos a cualquier hora por esperar a que él terminara. Tocábamos a las 10 de la mañana para los borrachos que quedaban.

Entonces un día fui invitado a la campaña de él y yo estaba listo para cascotear su carpa (risas), y terminé pidiéndole que orará por mi.

«Carlos Annacondia oro por mí y A partir de eso mi vida fue una transformación de muerte a vida»

Beto Zamarbide, cantante argentino de heavy metal.

Un llamado de atención a las nuevas generaciones para que vuelvan al génesis y descubran de dónde viene todo eso que hoy oímos y cómo la situación política afectó en ese momento, directamente, la libertad de expresión. Esta nota es una invitación a recorrer la cultura, nuestra cultura. 

Para cerrar, encontramos en la actualidad a un músico que crea para sí mismo y para los demás; que pasa horas en su bunker artístico, el cual armó a su gusto, inspirado con muchas ideas que vio en Instagram (red social en la que se encuentra muy activo) y a puro pulmón; un espacio hermético, en un sector de su casa, donde puede crear libremente sin molestar a nadie y sin ser molestado. 

Súper modernizado y a tono con las tendencias, sigue vigente llenando nuestra vida de sonidos y creatividad. Una mente totalmente enfocada a dedicarse hasta el último día de su vida a vivir por y para la música. “Lo que tenés en cuanto a equipos para producir, bueno o malo, te sirve para probar y avanzar. Todo lo que tengas te ayuda a mejorar”. 

Mar de Filippo
Mar de Filippo
Periodista. Cofundadora de Duck Movies. En 2010 se avocó a la conducción radial y televisiva. Interés por el ámbito musical .Entrevistas a grandes artistas locales e internacionales. Fue responsable de Prensa y Difusión de Corto Plazo. Actualmente estudia Producción Audiovisual en la Universidad Nacional De Arte (UNA).

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